Ahí les va lo que sigue. Disfruten!
Patricia dudó un poco en ponerse el vestido, puesto que tal vez el hecho de verse femenina la podría poner de nuevo en una situación vulnerable. Se sintió un poco mal por no usar el vestido, pero prefirió solo aceptar la ropa interior, la cual nadie vería. Por otra parte, las manzanas las devoró y sintió como si su sabor fuese el más exquisito que había probado. Lo que quedó de ellas lo enterró cerca para que sirviera de abono a otras plantas. Su estómago lo agradeció, incluso sintió su ánimo mejorar un poco, pero decidió no decirle a Kiki nada de la ropa que le dieron y la escondió. De regreso al campamento, se encontró con Kiki, el cual no actuó diferente de los demás días. "Así que no fue él..." pensó Patricia.
Al cabo de un breve tiempo después de haber llegado a la casa de campaña, Fabián volvió a llamar a Kiki afuera, lo que llamó la atención de Patricia. La breve conversación que tuvieron, fue en un tono casi imperceptible para el oído de Patricia, por lo que tuvo que acercarse a la entrada de la tienda. Lo poco que escuchó fue:
-Dile que salga.
-No va a salir.
-Entonces déjame entrar.
-No va a querer.
-¿Quién manda aquí?
-Usted pero...
-Solo ve y pregúntale.
-Okay, pero ya está advertido.
Cuando Patricia lo escuchó venir, de un brinco saltó hasta la esquina más alejada y fingió demencia.
-El capitán quiere verte...
-Dile que yo no quiero verlo.
-Lo sé, pero insiste bastante. Parece molesto.
Patricia se lo pensó un poco y concibió la posibilidad de que él le diera el vestido, así que aceptó verlo.
-No voy a salir. Dile que entre y que sólo por poco tiempo.
-¡Sí, jefa!
Patricia contuvo la risa, principalmente por que parecía que a Kiki le importaba más la opinión de ella más que la de Fabián. Kiki salió rápidamente y Fabián entró. Ambos se miraron fijamente por un momento en silencio, hasta que Fabián lo rompió primero:
-¿Has comido algo?
Patricia se pensó un poco la respuesta, pero al final lo negó.
-No
-No desperdicies la comida que te damos.
-Yo no pedí que me alimentaran.
-Un día de estos puede ser la última que comas libremente.
-Si es que a esto se le puede llamar libertad...
Ante lo que dijo Patricia, Fabián sólo se giró y salió, dejándola un poco perpleja ante su repentina retirada. Poco después entró Kiki más pálido que un muerto y se arrojó al suelo como si estuviera derrotado.
-¿Qué sucede Kiki?
-¿Quieres que hoy llame a la muerte o esperas a que llegue mañana?
-¿De qué hablas?
-Acabas de dictar tu sentencia... Y probablemente la mía TT
-¿Por qué? ¿Por lo que le dije? Era la verdad.
-¿La falta de comida te afectó el cerebro? En este lugar, lo que él dice se hace y no hay lugar para la negociación.
-Yo veo que es muy flexible contigo.
-Lo es cuando se trata de ti ¿Qué no ves?
-¿De mí? ¿Yo que tengo que ver?
-Desde que te trajo aquí, no deja de venir a preguntar... E incluso ayer parecía agradarle la idea de que te quedaras...
-¿Cómo? Pero... ¿En serio está enojado solo por eso?
-Yo qué sé. Lo único que sé es que hay que rezar por nuestro bienestar.
-Lo siento... se enojó contigo por mi culpa...
-Preocúpate por ti primero.
Patricia se quedó callada. Al parecer no se avecinaba nada bueno el siguente día.