Orange Bow Tie

lunes, 22 de enero de 2018

Fantasías de una Eroticursi. Primera historia parte 7

Ahí les va lo que sigue. Disfruten!

Patricia dudó un poco en ponerse el vestido, puesto que tal vez el hecho de verse femenina la podría poner de nuevo en una situación vulnerable. Se sintió un poco mal por no usar el vestido, pero prefirió solo aceptar la ropa interior, la cual nadie vería. Por otra parte, las manzanas las devoró y sintió como si su sabor fuese el más exquisito que había probado. Lo que quedó de ellas lo enterró cerca para que sirviera de abono a otras plantas. Su estómago lo agradeció, incluso sintió su ánimo mejorar un poco, pero decidió no decirle a Kiki nada de la ropa que le dieron y la escondió. De regreso al campamento, se encontró con Kiki, el cual no actuó diferente de los demás días. "Así que no fue él..." pensó Patricia.

Al cabo de un breve tiempo después de haber llegado a la casa de campaña, Fabián volvió a llamar a Kiki afuera, lo que llamó la atención de Patricia. La breve conversación que tuvieron, fue en un tono casi imperceptible para el oído de Patricia, por lo que tuvo que acercarse a la entrada de la tienda. Lo poco que escuchó fue:

-Dile que salga.
-No va a salir.
-Entonces déjame entrar.
-No va a querer.
-¿Quién manda aquí?
-Usted pero...
-Solo ve y pregúntale.
-Okay, pero ya está advertido.

Cuando Patricia lo escuchó venir, de un brinco saltó hasta la esquina más alejada y fingió demencia.

-El capitán quiere verte...
-Dile que yo no quiero verlo.
-Lo sé, pero insiste bastante. Parece molesto.

Patricia se lo pensó un poco y concibió la posibilidad de que él le diera el vestido, así que aceptó verlo.

-No voy a salir. Dile que entre y que sólo por poco tiempo.
-¡Sí, jefa!

Patricia contuvo la risa, principalmente por que parecía que a Kiki le importaba más la opinión de ella más que la de Fabián. Kiki salió rápidamente y Fabián entró. Ambos se miraron fijamente por un momento en silencio, hasta que Fabián lo rompió primero:

-¿Has comido algo?

Patricia se pensó un poco la respuesta, pero al final lo negó.

-No
-No desperdicies la comida que te damos.
-Yo no pedí que me alimentaran.
-Un día de estos puede ser la última que comas libremente.
-Si es que a esto se le puede llamar libertad...

Ante lo que dijo Patricia, Fabián sólo se giró y salió, dejándola un poco perpleja ante su repentina retirada. Poco después entró Kiki más pálido que un muerto y se arrojó al suelo como si estuviera derrotado.

-¿Qué sucede Kiki?
-¿Quieres que hoy llame a la muerte o esperas a que llegue mañana?
-¿De qué hablas?
-Acabas de dictar tu sentencia... Y probablemente la mía TT
-¿Por qué? ¿Por lo que le dije? Era la verdad.
-¿La falta de comida te afectó el cerebro? En este lugar, lo que él dice se hace y no hay lugar para la negociación.
-Yo veo que es muy flexible contigo.
-Lo es cuando se trata de ti ¿Qué no ves?
-¿De mí? ¿Yo que tengo que ver?
-Desde que te trajo aquí, no deja de venir a preguntar... E incluso ayer parecía agradarle la idea de que te quedaras...
-¿Cómo? Pero... ¿En serio está enojado solo por eso?
-Yo qué sé. Lo único que sé es que hay que rezar por nuestro bienestar.
-Lo siento... se enojó contigo por mi culpa...
-Preocúpate por ti primero.

Patricia se quedó callada. Al parecer no se avecinaba nada bueno el siguente día.

domingo, 21 de enero de 2018

Fantasías de una Eroticursi. Primera historia parte 6


Por fin la sexta parte. Disfrutad!

En el caso de Patricia, el amanecer del cuarto día no fue más agradable que los otros tres, puesto que para ella, despertar era como empezar de nuevo la pesadilla. Una vez abría los ojos, lo primero que veía era el techo de tela sobre ella y se le hacía imposible tener pensamientos buenos; constantemente rememorando el evento del primer día con los mercenarios* luego la traición de sus hermanas y por último, lo que había dejado inconcluso en su pueblo: la propuesta de matrimonio de Santiago. Anteriormente ella le había rechazado por que no se sentía lista para empezar algo tan formal siendo la más joven de sus hermanas, pero además solo pensaba en la posibilidad de que esto no le estaría ocurriendo si no fuese por que no aceptó vivir con él. Pero al final, pensar solo era en vano y ella lo sabía. Ahora tendría que pensar en qué iba a hacer de ahora en adelante, aunque no le gustase admitirlo y prefiriese hundirse en una pútrida depresión que no le estaba llevando a nada, solo la mataba lentamente.

Poco después de despertar esa mañana, mientras se lamentaba bajo la sábana, logró escuchar una conversación entre Kiki y el Fabián que la dejó algo sorprendida.

-Buenos días capitán.
-Buenos días Kiki, ¿cómo está?
-Por ahora dormida, pero sigue sin comer y solo toma el agua necesaria.
-Hmmm...
-Creo que ha adelgazado al menos unos cuatro Kilos, lo noté ayer cuando se cambiaba de ropa.
-Eso no suena bien.
-No. A este paso puede enfermar.
-¡Pues haz algo!
-¿Qué quiere que haga? La chica está deprimida.
-Dile algo bonito, no se, lo que le gusta a las chicas... Eso la hará feliz.
-¿Sabe lo irracional que suena eso? Ya mejor déjela irse, yo sé que no quiere venderla.
- Heh, la verdad es que no. Ayer fui con un traficante y con ver a las otras chicas que traía me dio escalofríos.
-Le estoy diciendo que debería quedarse.
-No lo sé...
-O déjela irse.
-Eso no, qué tal si nos reporta con el rey, no quiero otro problema después de lo que pasó hace años con mi papá.
-Capitán...

La conversación cesó y Kiki regresó al interior de la casa de campaña para encontrarse con Patricia sentada con los ojos bien abiertos.

-Oh, estabas despierta.
-Sí.
-El capitán preguntó por ti, está preocupado.
-Sí, logré escuchar un poco la conversación.
-¡Ups! ¿No dije nada malo, verdad?
-Si con malo te refieres a verme mientras cambio de ropa, lo dijiste.
-¿Eeeeeh? ¡Pero no te observo con morbo! Es solo que tengo que observar tu estado de salud y todo eso... -explicó sonrojado Kiki.

Patricia soltó una ligera risilla y se sintió un poco extraña, era la primera vez que lo hacía desde que había llegado. Kiki por su parte, saltó de alegría y acompañó con lo siguiente:

-¡Te hice reír! Ehehe~ siento que esto es un logro muy grande.
-Creo que sí. Hasta yo estoy sorprendida.
-Esto suena a que ahora sí vas a comer algo ¿Verdad?
-Oh...

Patricia se mantuvo callada un momento.

-Perdón, no quise emocionarme tanto... -expresó Kiki un poco arrepentido.
-No es eso... Es que todavía no tengo hambre.
-Pero tienes que comer... La próxima vez que te rías de algo que yo haga, vas a comer, ¿Ok?
-Está bien.

Unas horas pasaron y, aunque Patricia alegó que no tenía hambre, Kiki insistió en dejar sospechosamente dos manzanas rojas encima del cambio de ropa que siempre le dejaba cerca del río, donde ella tomaba su baño. Sostuvo por un momento las manzanas y sintió un poco de ternura, pero además de eso, también vio que el cambio de ropa era extraño y había una nota interesante junto a él:

Vi esta ropa cerca del mercado donde acostumbro comprar fruta. Espero que te guste. Sé que no has comido y me tomé la molestia de dejarte unas manzanas también. Me dijeron que estaban deliciosas.

-F

Patricia se sorprendió mucho al ver la ropa que estaba sobre el pasto, era un vestido corto color azul claro muy bello, un lazo blanco para la cintura y unas bragas blancas nuevas, que al parecer alguien había comprado pensando en ella. Eso seguro no era un regalo de Kiki, puesto que Kiki no sale del campamento y no firmaría con una "F". El misterio la carcomía, le dio gusto y a la vez miedo ¿Qué clase de hombre que formase parte de ese grupo de mercenarios podría ser tan sensible para dejar un regalo así? Además, se supone que solo Kiki sabe que ella se baña allí. Eso le aterró más.

-ChicaErotiCursi***