No comments, just enjoy :3
Los siguientes días después de que mi madre me regañara me han parecido eternos. Todos mis amigos trabajan, y sólo invitar a las chicas a salir me sale costoso y poco productivo. No es que no me gusten, pero tienden a ser aburridas: un beso, un faje y ya pierden el nosequé. No me cuestan chicas, no me cuestan... más que efectivo.
Mi madre dice que soy un niño simplón, mi padre dice que un campeón, ellas dicen que soy un imbécil y mi mejor amigo dice que soy un "Dios". No soy ninguna de esas, es ahí cuando entra recordar a Denisse. Ella es como "¿Terminaste de chillar? Ya cállate y trabaja". No sé porqué, pero estoy tendiendo a extrañar los malos tratos y su prepotencia.
Desde aquél día me he visto tentado a hablarle, pero creo que estoy empezando a delirar. En fin, aquí sólo una cosa es cierta: me quedan alrededor de un mes de vacaciones ¿Qué se supone que haga durante todo este tiempo?
"Le hablaré, de regreso le hablaré" pensé, arriba de la camioneta de mi padre mientras transportaba un poco de material: cintas adhesivas, cuerdas, tubos de metal y etcétera. Sugestivo ¿huh?
Girando en la esquina me he quedado perplejo al ver aquélla mujer de ropa poco atractiva y anticuada, peinado horroroso y caminar tenso: Aquélla mujer que responde al nombre Denisse Ramos, la cual iba cargando una pila de libros en un brazo y en el otro una enorme bolsa llena de cosas a punto de desbordar. Mi corazón palpitó fuertemente y mis manos y pies parecieron manejarse por arte de magia hacia ella.
-¿A dónde, guapa?- dije, asomando la cara desde la ventana de la camioneta y disminuyendo la velocidad. Mi garganta estaba hecha un nudo y mi voz no pareció la misma.
-A joderte, naco- dijo Denisse inmutada. Al parecer no había notado que era yo.
-¡Grosera! Te iba a dar ride.
-¿Disculpa?- dijo, y con la misma volteó a verme. A través de los lentes de pasta, observé sus pupilas dilatar y sus ojos abiertos de par en par. Su respiración y movimiento cesaron un segundo, antes de poder asimilar y contestar adecuadamente- ¡Manuel!
-Vaya, hasta que lo notaste, groserita- dije, tentándole al ver su reacción.
-Échame una mano- dijo, ignorando totalmente lo último que dije y acercándose rápidamente a la puerta del copiloto.
No tuve más remedio que dejarle entrar y llevarla a su destino. Luego me explicó que aquéllo que llevaba eran cosas para donar y que casualmente su destino estaba en mi ruta. Pasó el rato y no podía ocultar mi felicidad. Mi cuerpo ardía y me sentía verdaderamente inquieto, voltear a verla me haría chocar. A pesar de su total desaliño, su ardiente mirada y postura firme eran difíciles de ocultar. Estaba completamente seria, parecía que iba pensando muchas cosas, cosas sin mí.
Al llegar al destino, ella dejó las cosas para donar y se volvió a subir a la camioneta, esta vez mirándome cuestionada.
-Y tú ¿A dónde vas?
-A la ferretería de mi padre, tengo que dejar unos materiales- dije, señalando las cajas de la parte trasera.
-Oh...- la vi, mirando indecisa al suelo.
No pude evitar tener recuerdos de la tarde en que le vi semi-desnuda, esposada y amordazada en el piso de su cuarto. Realmente moría de ganas de verla en esa posición otra vez. Una y otra vez. Pero, no sabía cómo confesarle eso. Mis fantasías acerca de ella no habían cesado desde entonces... era... bizarro. Una vez nos habíamos parado en un alto, no pude contenerme más.
-Denisse.
-¿Sí?
-Quiero...- tragué un poco de saliva, pero finalmente lo dije, mirándole directo a los ojos- quiero verte otra vez... así.
-¿Así?
- Así como... Tú sabes...
- No, no lo sé Manuel- dijo, tentándome. Sus ojos desnudaron todo mi cuerpo y alcancé a notar cómo sonreía de manera discreta y perversa.
-Quiero... Hacerte ver indefensa- dije, mientras ponía en marcha otra vez la camioneta y me mordía la lengua de los nervios. Qué palabra tan vergonzosa acababa de emplear.
-Hacerme ver... indefensa...- repitió para sí- ¿Qué si no quiero?
-¿Qué se le podrá hacer? ¿No es más emocionante así?- empecé a jugar. Ambos reímos un poco.
-Está bien. Me parece perfecto.
Aceptó, así como si le pidiese cualquier cosa insignificante, me tomó realmente por sorpresa.
Y así se desencadenó otro juego...
-ChicaErotiCursi