Orange Bow Tie

viernes, 7 de marzo de 2014

Te confieso ~Después de antes~ pt2 "Señora tarde y soledad."

Ésta es la continuación de "Aquélla tarde de lluvia" que una vez más habla de mis protas favoritos: Patricia y Fabián. Enjoy!

Un breve intercambio de números y listo: estábamos en contacto por el celular. Presumible era el hecho de que después de ello yo no iría a hablarle más pues, como alguien me dijo una vez "Ya supera ese duelo", me he decidido a hacerlo de todas las maneras posibles a través de estos casi siete años, por más que fuera complicado no recordarlo con ternura. Un amor pasajero me dura un parpadeo y lo mismo con las parejas ocasionales que he conocido después de terminar con Santiago. Deberé admitir que conocí a muchas personas en estos 4 años, pero ninguna como Santiago y Fabián. ¿Qué será de mí?


Actualmente me encontraba frente a un televisor con el canal de las novelas puesto y me he percatado de que Fabián tiene un nombre como de esos ficticios y ridículos de la televisión nacional: Fabián David Vela. No era tan largo, pero sí gracioso. De hecho hubiera sido más sencillo llamarle David, pero su inquisitiva madre lo castigó violentamente con ese horrible y engorroso nombre: Fabián. Nunca en mi vida se me había ocurrido burlarme de él, al contrario, me gustaba escuchar el sonido la dulce "F" que hacía cuando se presentaba, o el claro énfasis que hacía en el acento de la segunda "a"... pero ya nada le quitaba lo gracioso. Ahora sólo me provocaba reír... mencionar su nombre era--- ¡Cómico! Ojalá no me encuentre con él en otros seis años, porque antes acabaré riéndome de su humilde presencia sin razón aparente.


"Muy bien Patty" me he dicho una vez que me he parado del sillón y apagado la televisión. Era hora de hacer algo, algo como salir a la calle y distraer mi débil voluntad antes de que fuese devorada por una ola de recuerdos del bachillerato, realmente no me causaba gracia alguna su nombre, ni me hacía sentir mejor reírme de él, simplemente hacía mi corazón sentirse peor.

Al tomar mi teléfono celular en mis manos, me percaté de la presencia de una llamada perdida a mi celular hacía que mi cuerpo se estremeciera luego de ver el culpable: Fabián.
Marqué una, dos, tres y cuatro veces: sí, estaba desesperada. Ni una sola de las llamadas fue contestada más que con un mensaje de texto que decía:

"Estoy ocupado, lo siento"

¿Qué diablos es eso? ¿Es que solo buscaba una diversión y, como no la encontró en el momento se fue con alguna otra mujer? Vaya, si así son todos hoy en día, mejor me quedo sola... Y pensar que me enamoré de ese chango.

Salí al enorme parque que adornaba el centro de la ciudad para despejar mis sentidos y terminé por encontrarme con un ambiente tan romántico que casi me hacía llorar y desplomarme en el suelo. ¿Por qué precisamente tenía que estar soltera hoy? En el mes de junio, mes del calor, las lluvias y la feria del libro en la pequeña ciudad donde ahora residía. No hubo razón aparente, pero a plenas siete de la noche, me senté a escuchar los sonidos desvanecerse antes de la media noche y envolverme en mi purísima soledad.