Orange Bow Tie

miércoles, 22 de mayo de 2013

Conciencia Bruta [SHORT STORY] pt. 1-3


Se preguntarán acerca del título "Conciencia bruta", pues bien, es la continuación a los fragmentos anteriores de Y la lluvia ¿borró mi pena?. El cambio del título del capítulo se debe a que considero que "Conciencia Bruta" es la parte en que Patricia hace conciencia de manera brusca. Su ego se ve afectado de tal manera que se ve obligada a atacar a su agresor, que en éste caso es Fabián. Pero al verse afectada, también entra en un proceso de asimilación de lo que ha hecho.
Parte uno: 06/Mayo/2013


Mi mirada desenfocada y lagrimosa recorrió hostilmente la cara de Fabián: estaba asombrada. Esa confrontación no era típica de la actitud de Fabián, era casi imposible de creer, si no fuera porque lo acababa de ver con mis propios ojos. Había mencionado algo tan cierto que me dejó sin ganas de siquiera mantenerme derecha y mi cuerpo se desplomó sobre el respaldo del asiento mirando hacia el frente de la calle vacía. De reojo pude observar sus manos agitarse fuertemente en negación y su boca pedir disculpas una y otra vez.

Los automóviles que se acumularon atrás de la camioneta comenzaron a pitar y Fabián no tuvo más remedio que avanzar con la camioneta.

"Si se trata de agresiones verbales..." pensé, mientras abría mi enorme bocota:

-Yo no soy la persona con la que te debes disculpar.

Ya está. Lo dije. Fabián pisó el acelerador y no dijo nada.

-¿También te quedaste sin palabras? Qué deprimente situación- volví a decir, sin cuidar los pasos en campo minado.
-Mira Patricia, no quiero discutir. Me he disculpado contigo por mi comentario imprudente, ya. Además lo que debo o no hacer con Perla no es de tu incumbencia.
-No es nuevo que me digas eso.
-Yo no me estoy metiendo en tu relación con Santiago ¿Está bien?

Escuché un pequeño Clack que no provenía de ninguna parte, más que de mi propio corazón. Una vez más, un clavo enterrado en vidrio frágil.

-Santiago ¿eh?- dije, soltando un suspiro- tienes razón. Mi actitud fue meramente irracional, pero todavía no me puedo creer lo que hizo. Me siento traicionada- concluí, con la garganta hecha más que nudo.
-¿Qué es lo que hizo exactamente?

A raíz de ésa pregunta, mi monodrama comenzó... y él, sólo se limitó a escuchar hasta el final.


Parte dos: 08/Mayo/13


Poco antes de que yo terminara, su camioneta giró repentinamente en un fraccionamiento y se estacionó en una esquina. Ya era de noche, la lluvia se volvía más ligera y las luces de la calle apenas comenzaban a encenderse. Sólo éramos él y yo, en una camioneta semi-estacionada en una esquina oscura.


-...Y luego cuando peor me sentía te encontré a ti, y me sentí nuevamente feliz. No lo pude demostrar en el momento, pero sentí algo... algo bonito.

Su mirada se quedó perdida , observando el límite del techo de la camioneta con el parabrisas. Lo último que dije, había sido un impulso, pero de verdad era lo que yo había sentido... y sentía. Antes de contestar, dio un fuerte suspiro y habló neutramente sin tomar en cuenta lo último que dije:

-Pat, no estás segura de que lo está haciendo, sería realmente estúpido de su parte mandarte un sms del número de su otra chava.*
-Eso es cierto... Aunque todavía me da coraje recordarlo ¿Quién era ella? No era su hermana, no era su mamá...
-¿Confías en él?
-Sí.
-Deberías de escuchar lo que él tenía que decirte, por algo te marcó.
-No quiero, tengo miedo.
-¿Miedo?
-De lo que pasará con nosotros.
-¿Él y tú?
-Fabián...

Cuando dije su nombre, porfin se encontró con mis ojos.

-¿Sí?
-Tú y yo.

Sus ojos no se despegaban de mí, esperando a que continuara hablando. Mi corazón latía tan fuerte que se podía escuchar hasta la otra cuadra carente de ruidos y luz.

-Sí, tengo miedo de que él sí me esté engañando y yo le diga algo de nosotros. Tengo miedo a que él me deje por esa otra mujer que no se si en realidad existe. Y lo peor, que tu sigas amando a Perla y yo no tenga nada que hacer de mí, solo que olvidarlos a los dos.
-¿Qué tiene que siga amando a Perla? ¿Por qué me olvidarás?
-¡Porque yo---!

Su beso interrumpió el diálogo que yo hubiese querido terminar y así siguió presionando fuertemente contra mi boca. Al intentar hablar, su lengua atravesó los límites de mi garganta. Amaba besarlo, pero no sabía porqué éste beso se sentía fuera de lo normal, como si de verdad no quisiera que continuara con lo que iba a decir, lo que provocó que no fuese tan placentero como debía. Mi espalda todavía húmeda se estrelló fuertemente contra la puerta de la camioneta y mis manos al tratar de separarme de él fueron inútiles y terminé por sucumbir. Al separarse un poco de mí para tomar un respiro, pude notar que él estaba realmente excitado. Sus besos me hacían querer más, conduje sus manos a mis senos y pude sentir cómo nuestros cuerpos se excitaban en completa sincronía.

-Ah, ah Patricia- dijo, entre respiros, mientras reposaba su frente en la mía.
-¿Sí?- contesté, abriendo los ojos.
-No quiero que me olvides. Si en verdad fuese a ocurrir eso, no quiero.
-Maldita sea Fabián... No me vas a dejar ir ¿Verdad?

Un par de besos más llenaron el silencio. Siempre hace lo mismo para evitar hablar de más (como se vio anteriormente); lo peor es que funciona.

-¿Cómo dejar estos besos? Me envenenas y me vuelves adicto...
-¿Entonces somos como la relación dealer-comprador , completamente dependientes el uno del otro?

Reímos como niños pequeños. Este momento, como otros, eran cosas que no quería perder. Pero quién iba a saber que minutos después, todo esto iría a ir a parar a la basura...


Parte tres: 17/Mayo/2013

Una llamada entrante hizo vibrar el piso de la camioneta y ambos nos miramos asustados. No nos esperabamos aquél inconveniente, estaba por olvidarlo todo en ese momento con él, pero el evento que no podíamos posponer más, había llegado.


-¿Vas a contestar esta vez?
-¿Quieres que conteste?
-No.

Lo seco de su respuesta me hizo temblar. Jamás había visto a Fabián tan decidido de hacerme desertar de algo.

-¿Por qué? Es su última patada de ahogado, y si no contesto...
-¿Y si no contestas qué?

Me quedé en silencio un segundo, pero al no encontrar respuesta, sólo hice lo que "tenía" que hacer.

-Voy a contestar.

Al moverme e intentar agarrar el celular que previamente había caído en el suelo, Fabián me puso en una situación en que, tomara la decisión que tomara, todas llevaban a un destino truncado con alguno de ellos dos.

-¿Él o yo?

Mi cuerpo entero comenzó a segregar sudor. Jamás pensaría que me diría eso.

-¿Desde cuándo te importa?
-Desde que ya no quiero que estés con él.

La llamada cesó y agarré el celular en silencio. Me incorporé, vi la pantalla y efectivamente era Santiago el que estaba llamando. "Todavía" pensó aquél lado que amaba a Santiago "todavía puedo salvar esto, todavía no hemos terminado, todavía puedo marcarle de vuelta y escucharle, pero tengo que hacerlo rápido" mientras que el lado que amaba a Fabián decía "Ignórale ya, podrás salvar a Santiago después. El que siempre ha estado allí es Fabián ¿No crees? ¿Quién te consuela mejor que él? Siempre tratando de no interferir, hoy te pide que te quedes con él"

-¿Por qué me haces elegir? Precisamente hoy...
-Precisamente hoy quiero cometer un error.

Yo lo escuchaba, pero en mi mente había algo más: Un temporizador que me presionaba el corazón como un martillo, que amenazaba con que cuando se acabara su tiempo, era seguro que Santiago no iba a volver. Si le marcaba, era claro que lo había elegido a él sobre Fabián, el cual me iba a tirar por una ventana después de eso. Pero no me importaba ya; siempre eligiendo de manera egoísta, hoy elegiré por quien ya ha cometido su un error, sobre tantos que yo cometí con él; no quien dudosamente dice lo cometerá hoy por mí. Pero antes que nada, iba a confirmar mi decisión.

-¿Cuál error? Allá Santiago me dirá algo, pero tú ¿Qué estás dispuesto a sacrificar?- tenté, creyendo que él iba a decir alguna estupidez y zafarse. Creyendo, pero no acertando.
-Precisamente hoy lo he visto todo de ti, te he visto tan triste, tan iracunda, tan feliz, tan natural... Ayer dije algo y hoy me estoy contradiciendo ¡Maldita sea!- dijo temblando, no sabiendo si era para mí o para él mismo, pero por primera vez dubitativo, por primera vez... tan humano. Más humano que cuando me dijo que no podía hacerlo conmigo, más humano que cuando pedimos un deseo juntos...
-¡¿Cuál error coño?!- exclamé desde el fondo de mis pulmones, de verdad deseaba que lo dijera. Ya no estaba tentando sus palabras que evitaban una pelea, estaba rogando que me respondiera, a tal punto de dejar que el temporizador acabase.
-Olvídalo. No puedo.

¿Quién ha tomado la decisión?

-¿Cuál error Fabián? ¿Cuál más grande que mantenernos así en secreto de las personas que creemos amar? ¿Cuál más grande que elegirte a ti muchas veces por encima de Santiago?- gesticulé, como en un concurso de oratoria, envuelta en lágrimas.
-No llores por favor Patricia.
-¿De verdad no lo vas a decir?
-Lo siento. Te llevaré a tu casa.

Después de todo, no estábamos a más de cinco minutos de ella. Al llegar, mis lágrimas seguían saliendo de mis ojos y dije mis últimas palabras, con la garganta a punto de estallar del hipo:

-¿Quieres que te diga --hic-- lo que quería oírte decir?
-No lo hagas, por favor.
-¿Quieres que te diga --hic-- a quién voy a elegir --hic-- el día de hoy?
-No lo hagas, Patty.
-Aunque --hic-- digas que no tengo --hic-- que elegir...
-Patty...
- Dejar a Perla --hic--Santiago.

Dije, luego de salir corriendo de su camioneta y entrar por la parte trasera de mi casa. Por la ventana de mi cuarto, pude verle frotar sus ojos y partir. Yo, por mi parte, le marqué a Santiago, esperando que todo terminase bien.



Porfin vendrá el último capítulo que se llamará "Conciencia Refinada" :)


-ChicaErotiCursi**