Orange Bow Tie

sábado, 28 de febrero de 2015

Carta a Santa #3 (The last)

Buenas, estimados. Hoy les traigo esta carta que escribí a alguien muy especial, al famosísimo, al único e increíble hombre al que he llamado en mis fantasías "Fabián" pero que en realidad lleva como nombre real otro. Les dejo lo que he estado a un clic de mandarlo, pero que no lo he hecho por terror a cometer un error. Enjoy.

¿Por dónde se comienza una carta de este tipo? Realmente nunca he sabido. En la escuela nos enseñan un formato básico para escribir cartas y en una oficina te refuerzan esa conducta con los oficios que se dirigen a ciertas instituciones pero… no sé si sea adecuado en este tipo de situación tan vergonzosa ¿o sí? Bueno, comenzaré desde el principio, o eso creo. Tomaré como referencia un formato básico de oficio que tengo en el ordenador, por lo que creo que va a sonar un poco estrambótico. Aquí voy…

Tampico, Tamaulipas a 30 de enero de 2015

FABIÁN DAVID VELA
P R E S E N T E

La que suscribe, ChicaErotiCursi, redacta esta carta con motivo de pedir una gigántica y tardía disculpa, la cual es atribuida a una serie de actos cometidos en el pasado, los cuales serán mencionados a continuación.

Solicito de manera egoísta que me disculpes por, de cajón, haberte llamado tantas veces por teléfono en la madrugada; por haberte presionado a que me dijeras que si te gustaba o no; por haberte acosado durante años sin ninguna razón aparente; por haberte deseado el mal algunas otras veces; por enviarte textos largos con redacciones groseras; por ser egoísta e ignorar por completo tus pens­amientos y sentimientos; por mi falta de empatía; y, final pero no menos importante, por lo ridícula y joven que fui al haber cometido estúpidos errores que hay veces que no hubiese querido cometer, pero que sin embargo uno tiene que perpetrar para saber que está creciendo.

Mi vasta memoria no puede recordar por completo todas las cosas que pasaron en lo que llamamos “pasado”, pero te pido disculpas, si hay algo de lo que me perdí pero que tu si recuerdas, también me disculpo; si no recordabas nada de eso, lo mencionado antes. Para mí, el solo recordar me hace avergonzarme hasta un punto en el que quiero esconderme debajo de una piedra, sin exagerar.

Ahora, el motivo que me impulsó a escribir esto es algo de segundo plano pero que no dejaré sin mencionar.

Existe esta persona, que ya hace un tiempo me ha estado pretendiendo y, aunque la situación no es por comienzo ni desarrollo semejante a lo que pasó entre nosotros, lo que él hace es lamentablemente similar a lo que yo hacía en aquél tiempo. Cada vez que le veo me estoy viendo a mí misma, es absurdo ¡No sabía qué hacer con él! Pues con ésta sobre-empatía que sentía por él era, por mucho, dolorosa para mí. Hace poco le he dicho de frente y honesta que no podía estar con él y que fuese esperando que nuestra relación se siguiera desarrollando como amistad o que simplemente se compre un (nuevo) perro y me deje de hablar. Él entendió, a medias, pero lo entendió. No puedo estar segura de que él va a dejar de quererme, pero eso es asunto suyo, como lo que escribo en esta carta. Es asunto mío.

Te molesto con la presente por el hecho de que no puedo permitirme a mí misma dejar que este bello aflore de sentimientos vaya a (por lo pronto) la papelera de reciclaje sin haber llegado a su destino original.

Ahora, “leyendo mentes” como “pseudo-psicóloga” me atrevo a asegurar que te preguntarás “¿Por qué ahora?” y bueno, pues con todo lo que he aprendido durante la carrera, lo que seguiré aprendiendo conforme vaya avanzando en la vida y mi madurez, flexibilidad y apertura mental me permita, no puedo dejar pasar la oportunidad para cerrar uno de tantos círculos abiertos que tengo en mi vida.

Últimamente he cerrado muchos, eso es bueno (y no he necesitado “silla vacía” ¡Yay!). Es mejor hacer las cosas mientras puedes, por lo que elaboro esto mientras puedo, después de todo, no siempre es el momento ideal (uno tiene que crearlo ¿o no?).

Hoy creé mi momento idóneo, en el cual he decidido tragarme el miedo que tenía a comunicarme contigo después de que me dijeras que ya no lo hiciera y acabar con el enfermizo y obsesivo sentimiento que tenía dentro de mí.

Con la pena de terminar esta pequeña y resumida carta, me despido.

Fue un gusto haberte conocido y, a pesar de que dentro de mi mente suceden muchas cosas, sé que en la realidad suceden muchas otras incluso contrarias a mi propia percepción. De lo que recuerdo a lo que vivo, sólo puedo controlar el presente y es lo que me mantiene con vida y andando.

Espero con ansias el día en que podamos compartir una buena guama como cuates y tengas, de ahora en adelante y hasta siempre, días llenos de felicidad. Sigue creciendo como persona, así como yo lo haré.

Ánimo.

A T E N T A M E N T E

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ChicaErotiCursi. 

Pd. No puedo firmar esto porque es digital :’(

[No solicito respuesta alguna]



-ChicaErotiCursi*