Orange Bow Tie

miércoles, 26 de febrero de 2014

A mi vecina le gusta... ¿Qué? pt. 11

Una pequeña continuación con un recuerdo dulce del padre de Manuel. Enjoy!

Pero la probabilidad de ver a Betsy otra vez era de una en un millón y más teniendo en cuenta de que yo esté en el turno en que ella venga a comprar otra vez a la tienda o hasta el regreso a clases, el cual se veía muy lejano ya. Decidí no tomarle importancia, debe seguir con su novio y prefiero no buscarme una paliza.

Esperando obediente a que el turno que me encargó mi padre se terminara y por fin pudiese salir a comer, un breve recuerdo invadió mi mente una vez más: el rostro de Denisse.

¿Cuándo diablos iba a verla? ¿Sería engorroso mandarle un mensaje al celular? No lo sé, pero aveces averiguarlo de la manera más directa era la solución: El texto "mensaje enviado" apareció en mi celular antes de poderme percatar de que no había escrito nada y como -un despistado sin remedio- me califiqué a mi mismo en la mitad de un instante, mientras que pasaban los minutos más largos de mi vida y lamentaba haber mandado aquél mensaje vacío sin motivo de ser contestado.

Dejé el celular reposar en el mostrador y me quedé viendo hacia la nada, recapitulando muchas cosas: me preguntaba cómo es que una mañana tan soleada y calurosa podía ser tan nostálgica y solitaria; apenas eran las 11 de la mañana, no había ni un solo comprador a la vista y el sol en su apogeo se asomaba por las puertas y ventanas transparentes para reflejarse en los materiales metálicos expuestos a la venta creando un aura cálida y molesta de verano. No era insoportable al punto de escurrir de sudor, pero mi frente y mi cuello comenzaban a cosquillear por la humedad que despedían. Respiré profundo y secándome el sudor de la frente con mi brazo, un recuerdo de niño volvió a mi mente en ese mismo instante:

"Es temporada baja" siempre me decía mi padre cuando comenzaba el bochornoso verano, a lo que yo le respondía "¿Cómo que temporada baja, papá?" en mi pequeña inocencia. "No lo sé, en verano siempre pasa... tan poca gente compra que me da por no contratar personal" decía con una mueca en el rostro, por lo que yo tratando de animarle le decía "pues mejor me contratas a mí, cobro con dulces" y mi papá terminaba sonriendo. Quién iría a decir que mi padre no desperdiciaría semejante y maravillosa idea que yo le di inocentemente a los seis años: al cumplir 12, él comenzó a dejarme a cargo de la tienda algunas mañanas de verano sin miserable paga (ni de dulces).

Mientras yo soñaba despierto, un agudo y chirriante sonido acompañado de una brusca vibración alborotó mis nervios: en momento inoportuno, un mensaje de texto de Denisse tocaba la puerta de mi corazón acelerado. Ahora, no sabía si abrirlo con emoción o qué, pero moría por saber lo que decía. Disfrutando la sensación de incertidumbre, lo abrí para encontrarme con un mensaje igual al mío: vacío. No sabía si me iba a volver presa del coraje, pero muy dentro de mí, me sentí aliviado de ver una contestación de su parte al menos.


-ChicaErotiCursi*

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