And again here we are, have fun~
¿Es esto un sueño? ¿Cuándo irá a parar? había muchas incógnitas y no había respuestas en absoluto.
Mi cuerpo fue transportado de un lado a otro como si fuera paquetería, pero finalmente, el sujeto de los tatuajes me dejó "sentada" en una silla.
"Hyung, ya está aquí" escuché a Jungkook decir.
"Entendido" dijo una voz a través de una radio. No sonaba como ninguna de las voces que había escuchado antes.
Pasaron unos minutos más en silencio, sin poder ver ni decir nada. Era exasperante. Mi cuerpo se sentía incómodo, estaba a su límite... o eso creía...
Una puerta se abrió violentamente.
"RM hyung"
"Jungkook, puedes irte a casa, es tarde. Yo me encargo desde aquí"
"Ah, sí hyung, aunque todavía tengo unas cosas que hacer. Estaré un par de horas más por aquí"
"Ok, nos vemos en un rato entonces"
La puerta se cerró una vez más, ahora al parecer estaba con alguien más. Me preguntaba qué tipo de persona sería él. Escuché sus pasos acercarse a mí e impaciente, retiró la venda de mis ojos.
Por fin estaba viendo al hombre frente a mí. El antes mencionado RM: un hombre apuesto, bronceado, cabello color plata y figura musculosa... ¿por qué todos aquí lucen como modelos de revista?
"Por fin veo a la última persona que vio a Dana antes de desaparecer. No te ves nada intimidante, así que vamos al grano"
Lo miré con los ojos bien abiertos, perpleja de lo que estaba escuchando ¿Dana? ¿La misma Dana que yo conozco? ¿Qué tiene que ver con todo esto?
"Actúas muy bien, deberías ser actriz. Veo la sorpresa en tu rostro. Yo también estaba sorprendido y no solo eso, devastado" comenzó "...pero basta de introducciones, solo tienes que contestarme como yo quiero y... bueno, tal vez te dejemos ir"
¿Cómo que 'tal vez'?
RM me tomó del cabello con fuerza y retiró la cinta autoadherible de mi boca, por lo que yo escupí la tela empapada.
"Qué asco" dijo repugnado. Soltó mi cabello y se sentó en una silla que estaba a unos pasos frente a mí.
"Acabemos pronto con esto: ¿Dónde está Dana?"
"No lo sé..." respondí apenas pudiendo entonar, la voz no me salía de lo reseca que estaba mi garganta.
RM se veía molesto, puso sus ojos en blanco.
"¿Cuándo fue la última vez que viste a Dana?"
"Hace..." comencé, pero luego recordé lo que dijo Dana, que no le dijera a nadie que estuvo en mi casa hace una semana. RM me veía fijamente, esperando una respuesta. Pero no quería darle la respuesta... Si me hicieron esto a mí ¿Qué le harán a ella? ¿Por qué desapareció de repente? ¿Fue acaso a causa de estos tipos?
"Continúa" alentó él.
Cerré mi boca fuertemente, al igual que mis ojos, que ya comenzaban a lagrimear. ¿Cómo iba a entregar a mi mejor amiga así como así? Estos tipos ya eran sospechosos de por sí. Preferiría morir antes de que a ella le tocaran un pelo...
"Ah, con que así va a ser"
Me tomó del cabello de nuevo y me lanzó al suelo, luego me dio una patada en el estómago. Me sacó el aire. Tosí, me sentía mareada, tenía ganas de vomitar. Luego me dio otra patada en la cara, lo suficientemente fuerte para dar un fuerte alarido de dolor. Las lágrimas brotaban de mis ojos y lo miré.
"Esta es la primera advertencia" dijo él, regresando a la silla.
"¿Cuándo fue la última vez que viste a Dana? No me mientas, sabes que yo sé, solo estoy corroborando."
"Hace una semana" regurgité entre lágrimas, saliva y moco.
"Ah, muy bien, vamos por buen camino Karren. Sigue así" dijo él, levantándome del suelo y recargándome en la pata de la silla. Con su rostro muy cerca del mío, me sostuvo la mandíbula y me hizo la siguiente pregunta:
"¿De qué hablaron? Cuéntame Karren"
Su mirada daba mucho miedo, a pesar de que su rostro estaba completamente impoluto y serio.
"Es privado" respondí. Sabía qué vendría después de ello. Lo sabía... pero el dolor sigue siendo dolor, por más que le conozcas de cerca.
RM me tomó del cuello y me azotó al suelo. Exclamé de dolor, pues mis brazos me dolían mucho, los cinchos se enterraban aún más en mi piel, quemaban, y mis piernas se retorcían como gusanos.
"Suéltame, por favor" rogué agonizante, mientras sentía cómo sus dedos se hundían en mi cuello y me obstruían la respiración.
La mirada seria de RM no era una broma, su gesto estoico desde arriba mío era atemorizante, sentía que en ese momento me iba a matar, estaba segura de que me iba a matar...
Justo antes de perder la conciencia, RM me soltó y se levantó.
"Segunda advertencia" dijo él, sacudiéndose la ropa.
Mi cuerpo entumecido trató de reincorporarse y tomé bocanadas de aire desesperadamente. No podía dejar de llorar.
"¿Cuánto tiempo estuvo Dana en tu casa?"
"No lo sé... no lo sé..." respondí sin pensar, todavía tratando de entender qué estaba sucediendo.
"No me hagas preguntar dos veces" dijo RM, todavía parado frente a mí, con sus zapatos caros cerca de mi rostro.
Tragué saliva y respiré hondo.
"Realmente no sé, posiblemente una hora, tal vez dos..."
"No parece que sea poco tiempo. Debieron de hablar de muuuuchas cosas ¿no es cierto? cuéntame... de lo que no es privado"
"No lo sé, yo... tenía una entrevista de trabajo ese día, así que hablamos de eso... hacía mucho frío, por eso tardó en irse..."
"Entonces ¿por qué no se ha sabido de ella desde ese día? ¿Te dijo algo o... le dijiste algo?"
Me quedé en silencio de nuevo. Me costaba hablar.
Con su pie, RM giró mi cuerpo y lo colocó boca abajo. Ligeramente con su pie, pisó donde estaba el cincho que unía mis codos.
Grité fuertemente, me dolía muchísimo.
"Si me contestas, tal vez sea tan amable y te quite el cincho que aprisiona tus codos ¿de acuerdo?"
"Solo que se iba, que no quería saber más de nadie... me pidió que no le dijera a nadie que estuvo en mi casa y que no la detuviera... que estaría a salvo... es lo único. Por favor retira el cincho... te lo ruego"
RM sacó una navaja de su bolsillo y cortó el cincho de una.
Mis brazos descansaron, sentí cómo rápidamente la sangre volvía a circular por esa zona de mis brazos. Respiré hondo y me quedé quieta por un momento.
"Fue una respuesta a medias, como todas las que me has dado hasta ahora. No me satisface" dijo él, y luego salió azotando la puerta.
Comencé a llorar fuertemente una vez más. No soportaba estar en ese lugar. Como pude, me senté recargada en la pata de la silla y esperé paciente.
-Cherocu**
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