Capítulo 2 parte 2, comenten. No hay mucho, enjoy!
Cuando entré en razón, me encontré en lo que parecía que era una bodega de materiales de construcción, con ladrillos, latas de pintura, bolsas de cemento, etcétera. Frente a mí estaba el chico de las perforaciones. Me miraba fijamente, sosteniendo un móvil analógico en su mano izquierda, de la cual se asomaban unos tatuajes. Yo intenté moverme, pero fue ahí cuando me di cuenta de que mi cuerpo estaba inmovilizado por sogas color marrón. Mis muñecas, mis codos, rodillas y tobillos estaban fuertemente atados. Intenté hablar, pero mi voz se encontraba sofocada por lo que se sentía como tela y cinta adhesiva.
Al notar que me había despertado, el chico marcó por teléfono a alguien.
"Despertó" dijo él.
Aunque fuese muy bajo, logré escuchar lo que respondía la persona del otro lado.
"Ah, espera un poco más, sigo ocupado" dijo la otra persona.
"No tengo todo el día" respondió molesto.
"Yo tampoco, por eso es que no puedo ahorita"
"Te doy 15"
"¿Qué?"
Cortó la llamada deliberadamente y continuó observándome en silencio. Yo me sentí incómoda, no solo por las sogas, sino por su mirada penetrante y seria. Sus ojos recorrían mi cuerpo de arriba a abajo, me sentí expuesta; si fuese a hacerme algo, yo no podría hacer nada para oponerme. Intenté insinuarle que me soltara, pero él solo me miró inmutado.
"Por más que hagas esa cara de perrito moribundo, no te voy a soltar. Ustedes las mujeres son unas hipócritas, apelan a la lástima solo para aprovecharse de los hombres"
Intenté decir algo, pero las palabras no salían, solo palabras ahogadas por una mordaza.
"Mírate, tan patética. No te agobies, no siento ni un gramo de empatía por personas de tu clase. Por mí, te cortaría el cuello aquí mismo y te vería desangrarte en el suelo" expresó fríamente, lo que me heló la piel.
En ese momento, miré hacia todos lados, desesperada, tratando de encontrar una salida... pero nada, solo una bodega aislada, con una ventana casi imposible de alcanzar y un hombre que me podría asesinar a la más mínima oportunidad. De la desesperación, lágrimas brotaron de mis ojos desconsoladamente... ¡todavía había muchas cosas que quería hacer! desarrollar mi proyecto, comprar un departamento, conocer a alguien... ese tipo de cosas... ni siquiera sabía qué había hecho mal para caer en este infortunio.
Él se mantuvo compuesto, viendo cómo lloraba. Mi nariz comenzó a taparse, la tela dentro de mi boca me topaba la garganta y cada vez acumulaba más saliva... me estaba asfixiando y no podía pedir ayuda. Tal vez ni siquiera iba a vivir lo suficiente para que me matara él.
"Eh ¿estás bien? ¿puedes respirar?"
No pude responder, se me estaba nublando la vista de nuevo. Me desmayé en un instante.
...
Abrí los ojos repentinamente ¿qué había pasado? un rostro angelical... hermosos ojos castaños... ¿está acaso este hombre preocupado por mí? ah... espera... es el chico que me secuestró... ¡Qué susto! ¿Por qué diablos tiene que estar tan guapo? Me doy vergüenza por pensar así...
Intenté levantarme rápidamente, pero por el mareo no me di cuenta de que estaba en su regazo y le di un cabezazo accidental, a lo que ambos nos quejamos al unísono. Me soltó y caí al suelo en seco.
"Qué fastidio, pensé que ya te habías muerto" dijo él, molesto, mientras se sobaba la frente.
"¿Qué sucedió?"
Omitió mi pregunta.
"Levántate, nos tenemos que ir"
¿Levantarme? Ah, ya no tengo las ataduras...
"¿A dónde? ¿Qué me vas a hacer?" pregunté, con miedo.
"Por ahora, nada"
¿Por ahora?
Se levantó del suelo y me jaló del brazo para que me levantara yo también.
"¡Oye, me lastimas!"
"Ponte contra la pared" ordenó.
Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, azotó mi pecho contra la pared, agarró fuertemente mis manos, las colocó en la parte alta de mi espalda y las envolvió a mi torso con cinta adhesiva. Luego giró mi cuerpo bruscamente, lo que dejó su rostro muy cerca del mío. Logré observar de cerca las características de su rostro, entre las cuales, divisé un lunar muy peculiar oculto debajo de su labio inferior.
"Abre la boca" salió de sus pequeños labios rosas, mientras sostenía firmemente mi mandíbula con su mano tatuada.
"No voy a gritar, te lo prometo..." le dije con la voz temblorosa.
Miró hacia un lado, respiró hondo. Acto seguido, me miró de nuevo y reiteró:
"Abre la boca"
Me negué a hacerlo, pero él forzosamente introdujo el pañuelo de tela entre mis dientes y lo aseguró con la cinta adhesiva.
"No te vayas a desmayar de nuevo, porque no te volveré a resucitar"
¿QUÉ?
Me colocó una bolsa de tela negra en la cabeza y para finalizar, me encintó los tobillos.
De nuevo, estaba completamente inmóvil, sin poder ver nada, a merced de mi captor.
Fui transportada una vez más, esta vez en la cajuela de un vehículo pequeño. Fue un viaje breve, pero extremadamente incómodo y desconcertante.
No pude dejar de preguntarme si hubiese sido mejor morir allá o sobrevivir para ver qué me pasaría de aquí en adelante.
El muchacho me sacó de la cajuela y después de un par de puertas y escalones, arrojó con desdén mi cuerpo sobre una mesa metálica. Se sentía fría, como la plancha de un quirófano.
Ya me veo sin órganos. Sí, eso es. Es la razón por la que 'por ahora' valgo más viva que muerta.
"¡Qué ruidoso! pudiste tocar la puerta, no era necesario abrir de una patada" escuché que dijo una voz, diferente de la de mi captor. Su voz era más dulce que la de los otros dos que conocí anteriormente.
"Así es más rápido" respondió el chico de los tatuajes.
"Tú todo lo quieres rápido, hay personas que tenemos cosas qué hacer"
"Ya sabías que la traería hoy"
"Sí, pero estaba atendiendo una urgencia, podrías practicar la paciencia"
"Ya me había aburrido"
¿Aburrido? Hubieras visto tu propia cara de preocupación.
"A ver, muéstrame a la famosa" dijo el muchacho de la voz dulce.
-Cherocu**
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